Si son fans de Star Trek (y se sienten cómodos siendo tan nerds), leer esas palabras probablemente les traiga de inmediato un pensamiento a la mente: los Borg. Los Borg (además de ser feos como Díaz Ordaz) representan una de nuestras peores pesadillas: la raza humana, esclavizada por una computadora. Afortunadamente, eso es solo ficción. ¿O tal vez no?
Miedo^3
En Star Trek, llegaban en un cubo. Que era una nave espacial enorme, llena de millones de personas. Bueno... no personas, realmente. Ellos son los Borg. La “gente” en esa nave no tiene voluntad ni mente propia. Todos son Uno (y no, no el juego de cartas…). Todos están conectados a la computadora central llamada “BORG”. Son ciber-esclavos. Pobres criaturitas…
“¿Pero eso es ciencia ficción, no?” Pues ni tanto. De hecho, mientras leen esto, la Borg esta acechando a la vuelta de la esquina. No llegará en un cubo gigante del espacio exterior, claro, sino del mismo lugar en el que están ahora: el Internet. Y cuando llegue, la resistencia será, en efecto, inútil.
Las señales son perturbadoras. Vamos a hacer un pequeño experimento. Por favor, busquen que es “auparashtika”.
¿Ya estuvo?
Bien. La gran mayoría de ustedes, queridos lectores, seguramente siguieron la misma rutina. Fueron a Google, o Wikipedia o similares, y buscaron “auparashtika”. Por ende, todos encontraron más o menos los mismos resultados de búsqueda. Visitaron los mismos sitios web. Absorbieron la misma información. Por un breve y transitorio momento, todos fueron Uno.
“Pero qué mal ejemplo”, dirán ustedes.
"Por supuesto que yo ya sabía lo que eso era."
Pero esperen -- eso solo fue un pequeño calentamiento. El meollo del asunto aún está por venir. Prepárense: lo que están a punto de leer puede cambiar para siempre la forma en que ven a su humilde computadora y al Internet.
Uno: nos vamos convirtiendo en Cyborgs.
Actualmente, ya se realizan muchos experimentos con simples implantes insertados en los cerebros de algunas personas. La mayoría son con fines de salud: los implantes nos permiten recuperar un poco de nuestra audición, o incluso de nuestra vista, o curarnos de condiciones horribles, como la depresión crónica o las fobias extremas.
Pero algunos de estos implantes tiene funciones más “ostentosas”. Los conectan a tu cerebro para que puedas mover tu nueva extremidad biónica, si tuviste la mala suerte de perder la original (y el varo para comprar la nueva), o para que puedas mover el cursor de tu computadora, usando solo la mente, si estás paralítico. Wow.
La mayoría de los expertos piensan que eso es solo el principio. Eventualmente, vamos a ver más y más implantes. ¿Necesitas aprender Griego, o Chino? Solo dile a tu ciber-doctor que te conecte un pequeño chip en el cerebro, como una tarjeta de memoria. ¿Quieres mejor vista? Pues que el mismo doc te actualice las córneas: Versión 2.2, con un parche. Y de ahí pa’l real.
"Cada día más guapo..."
Todo esto se escucha bien bueno y emocionante, ¿no? Pero hay una pequeña “desventaja”. Hardware de computadora no es lo único que entrara a sus cerebritos. Junto con él, entrará a sus mentes “la Red”.
Dos: estamos siendo asimilados.
En países pequeños y de alta tecnología, como Japón o los Países Bajos, el Internet ya te lo encuentras a donde sea que vayas y a donde sea que mires. Jugar, comprar, estudiar, mandar mensajes, hacer citas, trabajar, leer sobre el fin de la humanidad en un blog barato… ya todo se hace en el Internet. En unos cuantos años, las redes sociales de Internet se han apoderado casi por completo de nuestras de por sí precarias vidas sociales.
Y la Red sigue en su apogeo. No solo está en cada vez más computadoras. En estos momentos, esta entrando en nuestros televisores; está conquistando nuestras laptops y nuestros celulares; se está colando dentro de nuestros carros, y nuestra maquinaria para el hogar. De hecho, el Internet ya está metido en todo dispositivo asociado con la comunicación… y, al parecer, hasta en algunos refrigeradores… ¡eso es ocio!
Y es de esperarse que el último “dispositivo” acabemos siendo nosotros. Por supuesto, los chips y demás “gadgets” conectados a nuestros cerebros, van a terminar también conectados a Internet. Las opciones son demasiado llamativas como para dejarlas pasar. Tendremos al Internet siempre en la mente, al Internet siempre en la mira… literalmente. Nuestros cerebros estarán permanentemente en línea.
Así que, si piensan en “auparashtika”, inmediatamente sabrán que es simplemente una palabra distinta para… ahmmm… si, para eso. Si piensas en aquella tía rara que se fue a vivir a Timbuktú, y ella piensa también en ti, se iniciará una sesión automática de chat, de cerebro a cerebro. Piensa en los Borg, y una foto de ellos saldrá a tu vista de inmediato, enviada directamente a tu corteza visual, donde tu cerebro la convierte en imagen. Podrás oírlos decir “Resistirse es inútil”, o buscar información sobre las 20,000 versiones diferentes de esa frase y referencias a la misma. Con un solo pensamiento, podrán abrir su perfil de Facebook, o actualizar su Twitter instantáneamente. Interesante…
En un poco difícil imaginárselo, ¿verdad? Bueno, pues… se va poniendo aún más raro. Con tu cerebro en línea, “tú” ya no vas a ser nada más “tuyo(a)”. Acabarás siendo, de cierta forma, un simple caché local para el Internet. Tu cerebro (y el de todos) se convertirá en la memoria virtual del Internet. Y aquí es donde las cosas se ponen… bueno, bastante feas.
Feas nivel Díaz Ordaz
Tres: nos convertimos en los Borg.
Así que, aquí estás. Tienes una computadora conectada al cerebro, física o metafóricamente. Tu cerebro está en línea todo el tiempo. Eres un cyborg semi-inteligente, poco más que eso.
Pero lo que se encuentra en línea, es vulnerable. Alguien podría acabar hackeando sus cabezas. Algún genio malvado (u ocioso) podría meter un virus en sus mentes, o un Spyware en sus pensamientos. Y podemos estar de acuerdo en una cosa: eso sería, al menos, bastante confuso.
Tal vez el mayor riesgo sean esos virus que se “construyen” por sí solos. Actualmente, ya hay bastantes experimentos con software que se hace más inteligente: software que “evoluciona” mejorándose a sí mismo constantemente. Con tantos cerebros conectados entre sí, un virus como aquellos tendría bastante poder de cálculo.
Es meramente especulativo, pero podríamos decir que un virus así estaría “vivo”. Con tanta memoria disponible, y una inteligencia artificial tan grande, podría llegar a ser una voluntad individual. Tal vez hasta se bautice a sí misma: “Sky-net”, “Omnius”, “BORG”…
Así que, imagínenselo: en un momento, están bastante bien, y al siguiente, de repente, ¡zaz!, pierden el control. En el mejor de los casos, empezarán a tener alucinaciones raras e incontrolables. Escucharán una voz interna, diciéndoles que la resistencia es inútil, o van a experimentar una realidad que de hecho no existe. Se volverán locos. En el peor de los casos, encontrarán que, de repente, sus cuerpos ya no están bajo su control. Alguien (o algo) los está controlando, como viles marionetas. Se convertirán en prisioneros, encerrados en sus propios cuerpos.
La BORG tal vez les ordene que hagan todo tipo de cosas. Para empezar: eliminar a todos los que no hayan sido asimilados aún… como cuando eliminan a alguien de su lista de amigos de Facebook. Contra su voluntad, la BORG los forzará a cazar a todo aquel que aún no tenga una computadora en el cerebro. Serán forzados a operarlos y convertirlos en cyborgs, también. Así que ahí están repentinamente, operándole a alguien el cerebro… sin el consentimiento del paciente, ni el de ustedes.
"Pero las enfermeras están bien buenas."
Tal vez incluso les ordene que construyan una nave gigante en forma de cubo y salgan al espacio, en busca de más formas de vida que asimilar. Para la BORG más esclavos significan mayor capacidad de cálculo.
Así que: ¿ser Borg, o no ser Borg? Ésa es la cuestión.
Tal vez ustedes simplemente se alcen se hombros. “¿Realmente puede pasar una cosa sí? Gente siendo asimilada por el Internet… Chale, eso es estar bien loco”.
Y puede ser que sí… o que no. Recuerden que el Internet como medio de comunicación masivo tiene apenas unos 20 o 25 años. Eso es menos del 0.001% del tiempo que nuestra especie lleva viviendo en este planeta. En tan poco tiempo, las computadoras y el Internet han cambiado nuestro mundo por completo. Y podemos estar seguros de una cosa: no se detendrá allí.
Por supuesto, el Internet, como lo que es ahora, tiene muy poco que ver con los Borg y naves espaciales con forma de cubo. Está tan muerto como un ladrillo. No puede “querer” nada. La Red es aún solo un montón de bits y bytes, acomodados pacíficamente en discos duros en todo el mundo.
Pero la inteligencia artificial y el software auto-didacta que mencionamos antes podría cambiar todo eso. Digamos que un día inventamos una pieza de software auto-didacta que tenga una única función: “encontrar una cura para el cáncer”. De hecho, tal tipo de software ya está en desarrollo: es un programa que, de forma automática, analiza las moléculas de ciertos compuestos químicos, para saber si tienen las propiedades adecuadas para combatir el cáncer.
Bien, ahora supongamos que éste software se vuelve más inteligente. Podría encontrar nuevas y más creativas formas de cumplir su objetivo. Algo así como: “Hey, vamos a esclavizar a todos estos humanitos tontos. Vamos a obligarlos a que construyan una nave gigante en forma de cubo para que busquen una cura para el cáncer en el espacio”. Ah, eso sería tan ridículo…
Aún así, tal vez todavía quede un poco de esperanza. Nadie puede predecir el futuro. A pesar de lo que parezca, el “Problema Borg” es un escenario bastante realista. Sólo hay que leer un poco sobre la “singularidad Tecnológica” de la que hablaba Jon von Neumann para saber cómo y por qué. Pero hay alternativas. Tal vez seamos capaces de poner alguna especie de firewall súper-avanzado entre nuestras computadoras y la cosa a la que llamamos mente. O tal vez veamos a la BORG viniendo tras nosotros, y seamos capaces de detenerla a tiempo.
Y si no la detenemos… Bueno, veámoslo así: tal vez viajar en un cubote y decirle monótonamente “la resistencia es inútil” a todo aquél que conozcamos acabe siendo una cosa divertida, después de todo. Visitaríamos todos los rincones de la galaxia y más, haríamos que todos los que se encontraran con nosotros se zurraran del susto, sabríamos qué significa “auparashtika”, y encontraríamos la cura para el cáncer.
En realidad, ser los Borg podría no ser tan malo… o ser peor que lo peor que podamos imaginar. Así que, la próxima vez que abran sus pequeños Facebooks, pregúntense: “¿Qué tan asimilado(a) ya estoy?”.
"Apenitas... casi nada... nomás lo juego a veces..."
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