(ADVERTENCIA: La siguiente reseña fue redactada en una
instalación donde se consume MUCHO Boing! de Uva. Se recomienda tomar las precauciones correspondientes.)
Bien, ahora, robaré un poco más de su valiosísimo
tiempo para hablar de música… Sí, música (no, ya en serio). Música de esa que
no sale en la radio, ni en MTV, o VH1, ni en esos programitas de videos chafas
del Once; siendo mi humilde intención que aunque sea algunos cuantos entre ustedes
emprendan un épico viaje por caminos insondables para ampliar sus horizontes
espirituales y… bueno, para que tengamos más cultura, pues.
The End Records - Agosto de 2006
Hace unos quinientos años, en
Suecia, mucho antes del McDonalds, de Playboy y del Internet, existió un grupo
de músicos cuya música podía complacer a todo corazón anhelante y/o inconforme.
Tocaban como un coro celestial, y aún así, la Iglesia los capturó y
condenó a muerte, por predicar cosas “peligrosas” y tocar música “pecaminosa”.
Ahora, en el siglo XXI, seis de los descendientes de estos músicos se han
reunido para sacarle nuevo brillo a su legado… o, al menos, eso es lo que ellos
dicen.