(ADVERTENCIA: La siguiente reseña fue redactada en una
instalación donde se consume MUCHO Boing! de Uva. Se recomienda tomar las precauciones correspondientes.)
Bien, ahora, robaré un poco más de su valiosísimo
tiempo para hablar de música… Sí, música (no, ya en serio). Música de esa que
no sale en la radio, ni en MTV, o VH1, ni en esos programitas de videos chafas
del Once; siendo mi humilde intención que aunque sea algunos cuantos entre ustedes
emprendan un épico viaje por caminos insondables para ampliar sus horizontes
espirituales y… bueno, para que tengamos más cultura, pues.
The End Records - Agosto de 2006
Hace unos quinientos años, en
Suecia, mucho antes del McDonalds, de Playboy y del Internet, existió un grupo
de músicos cuya música podía complacer a todo corazón anhelante y/o inconforme.
Tocaban como un coro celestial, y aún así, la Iglesia los capturó y
condenó a muerte, por predicar cosas “peligrosas” y tocar música “pecaminosa”.
Ahora, en el siglo XXI, seis de los descendientes de estos músicos se han
reunido para sacarle nuevo brillo a su legado… o, al menos, eso es lo que ellos
dicen.
Si alguno de ustedes decide tragarse esta telenovelesca historia, es asunto suyo, ya que aquí no estamos para hablar de los delirios de grandeza de estos muchachos, sino de la música que nos ofrecen la cual, realmente, habla por sí misma.
Si alguno de ustedes decide tragarse esta telenovelesca historia, es asunto suyo, ya que aquí no estamos para hablar de los delirios de grandeza de estos muchachos, sino de la música que nos ofrecen la cual, realmente, habla por sí misma.
Ahora bien, todo el asunto de
esta banda consiste en hacer una mezcla de heavy metal con una miríada de
influencias, principalmente (como puede deducirse por el nombre de la banda)
tonadas de swing y composiciones orquestales, así como jazz, rock, y algunos
toques de sabor flamenco y psicodélicos. Y no nos mienten con respecto a
estas influencias, ya que realmente forman parte esencial de las composiciones,
haciendo de esta banda una de las mejores exponentes de aquello llamado avant-garde metal. Las influencias de
ópera, por ejemplo, no son meramente un anzuelo para llamar la atención, como,
digamos, los berridos “orquestales” en
bandas como Nightwish o Epicrap. La voz principal aquí es genuinamente de
ópera, en lugar de simplemente imitar el estilo. Éste no es de ese metal hecho
cliché con teclados y melodías poperas arrojados encima de todo: las
influencias son genuinas, y se encuentran en cada nivel de la música. Todo aquí
da el sentimiento de… bueno, una orquesta de swing diabólica.
El disco en su totalidad es
bastante entretenido y enérgico. La primera canción, Balrog Boogie, que parece ser la favorita del álbum, nos muestra
desde el principio las influencias de swing y de ópera ya mencionadas, con muy
buenos riffs, melodías de cello y vientos, y un muy buen flujo dinámico, casi
invitando a quien lo escucha a levantarse y comenzar a bailar con una pareja
(bailar con metal, ¿es eso posible?). A pesar de estar dividido en dos “Actos”,
hay suficiente variedad y fluidez en todo el álbum, así que no es fácil
aburrirse con él, a menos que se sufra de un déficit de atención MUY extremo.
Así como nos encontramos con canciones muy enérgicas (Balrog Boogie, Pitbull Poetic Revolutions o Velvet Embracer) también se nos dan momentos de relativa
tranquilidad, sobre todo en el Acto II, con Gunpowder
Chant, Qualms of Conscience, o la simple pero magnífica D’Angelo. La banda no se dedica a
farolear, ni mucho menos, pero hay momentos muy agradables en los que cada
músico hace muestra de sus habilidades.
Ahora, volvamos un poco a otro
de los puntos focales de la música: la voz. Hay voces masculinas en varias
canciones, a veces un tanto agresivas o anormales, pero el verdadero brillo
aquí es para la excelente voz femenina. Ann-Louice tiene una muy buena voz de
ópera, de nuevo, mucho más autentica que muchas de las otras “sirenas” (¿o
acaso eran manatíes?) en otras bandas de “metal”. La voz es ejecutada de forma
casi perfecta, con el tono y la fuerza precisos, y una versatilidad increíble,
sin quitarle potencia al resto de la música.
En fin, si lo tuyo es la música que se sale de la norma y se atreve a experimentar sin miedo a represalias, The Butcher’s Ballroom es definitivamente para ti. Si no es así, ¿qué haces leyendo esto, en primera? Tu jugo de uva y a dormir.
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