Peaceville Records - Septiembre de 2015
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Feel the Misery es el decimotercer (¡!) full-length de los ingleses My Dying Bride, una de las bandas más importantes e influyentes en la escena del metal extremo (para fans del death, del doom y del gothic metal). Hay muchas cosas que podría decir para empezar a hablar sobre éste álbum en particular, pero creo que todo se resumen mejor en una sencilla frase: “Álbum del Año”. En serio, y sin exagerar. Y sí, ya sé que todavía estamos en noviembre y que falta más de un mes para que termine el año pero, siendo realista, dudo mucho que en ese tiempo alguien publique un disco más chido que éste.
¿Y qué hace tan bien éste álbum que lo convierte en el mejor del 2015? ¿Cómo le hicieron los de MDB para destronar a todos los demás lanzamientos del género (incluyendo a la genial y monstruosa máquina de riffs lanzada por Melechesh con Enki, aunque fuera por muy poquito)? Pues, en primer lugar, My Dying Bride llevan más tiempo en el negocio de lo tétrico y lo deprimente que el resto de su “competencia”, lo cual les otorga un nivel de experiencia e intuición musical que muy pocos otros tienen. En segunda, la banda ha sabido adaptarse mejor que otros a sus propios cambios internos, como cambios repentinos de alineación, sacando lo mejor de sí mismos para superar tales obstáculos. Éstos ingleses han estado experimentando con diferentes variaciones de la misma fórmula desde su debut, As the Flowers Wither (1992), con muy pocas excepciones (Evinta, 2011) o pasos en falso (34.788…% Complete, 1998). Debido a ello (o a pesar de ello, según algunos), la banda ha sabido mantener, ya por 25 años, un sonido coherente pero variado, con cada uno de sus álbumes sonando diferente al anterior, pero siendo perfectamente identificable como My Dying Bride.
Y Feel the Misery continúa con la tradición. A diferencia de su disco anterior, A Map of All Our Failures (2012), cuyo sonido rayaba casi en el funeral doom, con sus ritmos pesados, ultra-lentos y preocupantemente deprimentes, éste disco nos muestra una faceta del sonido MDB más cercana a lo que escuchamos con The Dreadful Hours (2001): una mezcla más equitativa de los elementos death, doom, y góticos, con una producción más robusta y composiciones en general más elaboradas. Bueno, en realidad, casi todo el catálogo de ésta banda consiste en clases magistrales sobre el uso de la melodía y la armonía, algo muy bien ejemplificado en álbumes como For Lies I Sire (2009) o Evinta, o en el EP The Manuscript (2013). Pero en éste álbum, además de eso, suceden más cosas dentro de cada canción, con variaciones de tempo, cambios en el estilo vocal, y lo más importante: una gran cantidad de riffs. Y es aquí donde entra la cuestión de adaptarse a los cambios internos de la banda.